¡🍂Saludos desde Otoñolandia🍂!
Como les conté en la newsletter anterior en diciembre me gusta hacer calendarios de adviento. No soy particularmente religiosa, pero me interesan mucho las tradiciones, sobre todo las que se pueden rastrear hasta muchos años atrás. Siglos, quizá. ¿Un milenio? Casi.
El año pasado hice un calendario con películas de navidad (pueden leer las reseñas por acá) y este año me decidí por las ✨🎪🎄Ferias de Navidad🎄🎪✨. Llevamos tres días en diciembre, así que les muestro las fotos y les cuento la historia de estos mercados.
Para los primeros tres días elegí imágenes de ciudades alemanas. ¿Por qué? Porque, según mis investigaciones en los archivos reales de Otoñolandia, los mercados/mercadillos/ferias de Navidad tienen su origen en la región germana (es muy largo de explicar, pero Alemania no existió hasta fines del siglo XIX). Y, como notarán en las fotografías, los alemanes de hoy se toman muy en serio esto de las ferias de Navidad. No conozco ninguna de estas ciudades, pero por las fotos puedo ver lo hermoso que debe ser el frío (en Otoñolandia estamos a favor del frío) en contraste con los puestos llenos de cosas lindas, los colores, las luces de Navidad y los edificios históricos. Belleza pura, las ferias en Otoñolandia son muy parecidas😉🎄🎪.
Los mercados no surgieron específicamente para Navidad, sino que eran puntos de reunión, en general en las plazas en el centro de la ciudad, donde se realizaban intercambio de bienes. ¿Cuándo surgieron estos mercados? Cuando las ciudades medievales se hicieron cada vez más grandes y, en ese sentido, no es casual que la zona alemana sea una de las primeras en celebrar estos mercados. El mundo medieval era un mundo campesino y las ciudades eran espacios marginales. Sin embargo, hacia el siglo XIII y XIV, las ciudades ya habían alcanzado un desarrollo y una complejidad que iniciarían una transición al mundo que conocemos hoy. Probablemente, esa sea la razón por la que las ciudades se convirtieron en puntos fijos de reunión.
Estas mercados no eran permanentes sino estacionales: la población, en su mayoría campesina, iba a las ciudades a vender sus productos. El comienzo del invierno, que coincide con la Navidad, era un buen momento para intercambiar los productos de la temporada y sumarse las celebraciones navideñas. En los mercados medievales, además, se realizaban representaciones teatrales, se hacía música y se escuchaban canciones y poemas, la gente se enteraba de noticias que de otra forma no llegaban a las aldeas. Era un momento de diversión e intercambio de bienes económicos, pero también culturales. Este tipo de mercados no solo existía en el mundo germano (Francia tiene una gran tradición, ya habrá fotos), pero dada la importancia que tenían las ciudades en esta región, son las ferias del mundo germano las que terminaron dando forma a las ferias tal como las conocemos hoy.
Con el correr de los siglos, los mercados de Navidad (y las ferias en general) fueron perdiendo relevancia. Las ciudades se hicieron cada vez más grandes y se convirtieron en el centro de la vida social. El mundo campesino dejó pasó al mundo industrial y las ferias estacionales ya no fueron necesarias: sobrevivieron por tradición más que por necesidad. A fines del siglo XX las ferias fueron recuperadas por diversas ciudades de todo el mundo por su potencial económico y turístico. También se extendieron fuera de Europa y tomaron el formato alemán: la feria establecida en una plaza central, con pequeños negocios, a los que se suman diversas formas de entretenimiento: músicos, juegos, venta de comida tradicional, pistas de patinaje, etc.
Y luces, muchas, muchas luces de Navidad:
Esto es todo por hoy, queridos visitantes de Otoñolandia. Espero que les haya gustado esta primera entrega sobre ferias de navidad. ¿Se nota que me gusta la historia? Yo creo que se nota. Si les gustó esta newsletter, pueden compartirla con alguien que también disfrute temas como la historia y las luces de colores 🤣🎇🎄🎪.
¡Nos vemos en la próxima!
🍂