¡Saludos desde Otoñolandia 🍂🏰💗!
¡Feliz Solsticio de Invierno, estimados otoñolandeses!
Otoñolandia cierra su mejor temporada y comienza ya mismo a prepararse para los festivales de Otoño de la próxima. Su Majestad Darcy I, Timur el Usurpador y la Esclava Gabriela los saludamos con cariño y esperamos su visita el próximo año.
Y hablando de cuestiones cósmicas, pocas cosas me obsesionan más que las estrellas. ¿Qué fue primero? ¿Mi gusto por las estrellas o mi gusto por los mitos? Sé que los mitos me gustaban y me gustaban las constelaciones y las obras del Renacimiento europeo que representaban los mitos. A esta altura ya debería soltar la pregunta sobre el origen. Me gustan y punto.
En los últimos años me aficioné a celebrar solsticios y equinoccios en su horario preciso. Por un lado porque puedo canalizar la astrónoma frustrada que soy. Consideré seriamente estudiar astronomía y no lo hice porque la Universidad de Buenos Aires no tiene la carrera, la tiene la Universidad de La Plata, y eso lo hacía muy complejo. El otro dato es que sumar dos más dos es algo complejo para mí y, bueno, la astronomía implica un poco más que sumas 🤣.
Muchas sociedades han utilizado a las estrellas como guías. No solo hablo de astrología (que también me divierte, porque todo lo incluye estrellas me gusta), hablo de constelaciones, el sol, la luna, los planetas, solsticios y equinoccios. Hay muchas hipótesis sobre el uso de Stonehenge, y una de ellas es que fue un calendario. En la lengua súmera, el símbolo de los dioses tiene forma de estrella. El Disco celeste de Nebra es uno de los objetos más bellos que ha hecho la humanidad. En un mundo tan complejo e inestable, la danza de las estrellas parece ser la única constante.
Hace unos años descubrí a Ella Frances Sanders, ilustradora y escritora. Justo cuando empecé a seguirla, publicó un libro llamado Eating the sun (en castellano: Comernos el sol). Es un libro hermosísimo, de divulgación sobre astronomía y física. En esa lectura descubrí otra vuelta a la pregunta sobre el Universo.
El libro, ilustrado por Sanders, es una belleza. En la Introducción dice:
El problema es que el caos aguarda siempre sentado a la mesa a la vuelta de la esquina, y a menudo levanta la vista del periódico, de su café repleto de estrellas que colapsan. Porque, sí, el caos siempre está ahí. Espera ser descubierto, que advirtamos que no hay nada más deslumbrante, que todos nuestros átomos griten al unísono al reconocerlo y que, entonces, comtemplemos boquiabiertos que está enlazado inexorablemente a todas las cosas. Porque no estamos hechos para ser más organizados que cualquier otra cosa, y, con el tiempo, toda costura tiende a romperse. En este sentido somos iguales al universo, lo que provoca una sutil y abrumadora lucha.
Si no podemos terminar nada con cierto orden, si ni siquiera somos capaces de dejar las cosas igual que las encontramos, es probable que solo tengamos una alternativa: no dejar nunca de rotar. Continuar narrándonos historias de por qué el universo es como es, y de cuánto hemos amado.
La idea de la lucha cósmica entre el caos y el orden me recuerda una de mis pinturas favoritas: La anunciación de Fra Angelico.
¿Y por qué es mi favorita? Primero por los azules, son gloriosos. Pero, sobre todo por este detalle:
Un cielo nocturno y ordenado. Cualquiera sabe que ese no es el cielo, le bastaba mirar hacia arriba para saber que no lo era. Fra Angelico lo sabía e igual lo pintó así. Como dice Ella Frances Sanders, la lucha es lo que importa, la búsqueda, las vueltas, los solsticios y equinoccios.
Una última recomendación. Un libro que descubrí el año pasado y todavía no me pude soltar: Un mar sin estrellas de Erin Morgenstern. Lo recomendé aquí en la cuenta de Los Fantásticos de mi querida Gilda Manso. Es un libro exigente, pero que recompensa el esfuerzo.
Así nos despedimos Su Peluda Majestad Darcy I, Timur el Usurpador y la Esclava Gabriela. ¡Feliz solsticio de invierno, estimados otoñolandeses! Que las mejores estrellas guíen vuestros caminos ⭐✨🥰.
¡Nos leemos en la próxima newsletter 🍂!